enero 22, 2016

¿Qué es lo que hay?




Hay muchos tipos de escritores, y de historias. 

Existe quien lo hace porque la calma de las páginas en blanco es un infierno abrumado y adictivo. Son escritores que viven con la convicción de plasmar sobre todo lo que tenga un espacio vacío. 

Existen los que escriben para jugar con las emociones del lector, de una forma culta o morbosa, pero siempre es para hacerles descubrir estados inestables en los que el pensamiento tambalea con dirección al abismo. 

Hay otros que buscan, y las letras son el polvo que tiran tras cavar en la arena, no encuentran, ni 
encontraran, pero son bellos los castillos mientras no suba la marea. 



¿Y de las historias, qué te podría decir?


Están las que contaban los abuelos, que van de boca en boca, y como el hierro se forjan tras la pobre imaginativa humana que tocan. Algunas son espadas, otras escudos, algunas frágiles otras jamás se romperán. 

Existen las historias banales, las que se cuentan por contarse, las que no dicen nada a pesar de no callar. 

Y por último están las historias inteligentes, las que salen de la mente como dibujos, primero son garabatos, luego borradores, fotografías en blanco y negro; pinturas indelebles en las mentes blancas de los lectores hambrientos. 


enero 13, 2016

Tlazoltéotl


De piel dorada 
un fino tesoro 
se oculta 
en tu carne, 
lejos 
de saqueadoras 
naves 
con velas negras. 
Se oculta
en la cruz 
de tu osamenta, 
se oculta 
en su sombra 
obtusa. 
De piel dorada 
busco 
mi destinatario 
predilecto,
busco  a tientas 
algo de luz
en la oscuridad
del edén.

diciembre 21, 2015

Del otro lado de la cruz (Parte 1)



Es difícil tratar de describirte el infierno.

¿Cómo puedo meter el dolor, el miedo y la desesperación dentro de unas vanas palabras o unas torpes líneas de texto?

No creo poder hacerlo, en la tierra viví como humano 42 años, en mi antiguo hogar he vivido más de 800. Fui una de las víctimas de las Cruzadas, comencé como un soldado al servicio de Dios.    
Hicimos cantidad de barbaridades para recuperar el dominio cristiano sobre la “Tierra Santa”. No debería decirlo, pero nuestros pecados fueron perdonados antes de haberlos cometido, no fue Dios quien lo autorizó, lo sé ahora. He visto su furia y la comprendo.

Pero fue su representante en la tierra quien bendijo nuestras espadas y nuestros escudos.
Nosotros, obedientes agachamos la cabeza para recibir la sabiduría del espíritu santo, destinados a afrontar valientes la batalla con la fuerza del arcángel Miguel y la protección del arcángel Gabriel; íbamos como ejecutores de la maldad con el cuidado del arcángel Rafael. Cómo el obispo dijo “Las heridas las recibirán en nombre de Dios, aún en la vejez fructificarán sus tierras, verdes serán y disfrutarán una comida a lado del altísimo si llegan a perecer en su nombre”.

Aquí no hay altísimo. Luego de que se nos diera la orden de ejecutar a los musulmanes, un niño de al parecer 12 años, delgado y de piel morena, de nombre Jalid: decidió que yo debía perecer antes de tiempo. Tratando de salvar a su padre, el niño se me arrojó a la espalda escabulléndose de mis compañeros, y con una punta de madera que arrancó de uno de los carromatos de provisiones, me apuñaló en el cuello atravesando mi arteria carótida.

Aún recuerdo la muerte, ese momento de confusión donde veía a los soldados de Dios atravesar el cuerpo de Jalid con sus espadas. El borboteo cálido de mi sangre inundando la ropa, la cruz roja que se cernía en mi pecho siendo borrada por un mar de líquido vital. Requería volver a la tierra y cumplir su ciclo, sutil terminando el mío.

De pronto el dolor me abandonó, la oscuridad devoró mis sentidos por completo y me sentí en calma, me sentí lleno de paz sólo una fracción de segundo.

Abrí de nuevo los ojos, mejor dicho unas cuencas vacías que ahora ocupaban su antiguo lugar. Un destello tenue de luz me daba un poco de vista. Y me encontré un ser casi incorpóreo con el alma a plena vista, mi antiguo cuerpo no me obedecía, ya no estaba a mi lado. ¿Era tan fea mi esencia? Un animal parecido a un perro hambriento, de esos que inundan las calles y la gente patea al cruzar en su paso. Con una enfermedad motriz a cuestas, al intentar moverme no encontraba el cómo, o el para qué. Al querer pensar en mi presente no encontraba el porqué de lo que me sucedió. Me abarroté en la miseria y no quise salir de ella. Pero al pasar los minutos de forma acelerada, manipulados por la oscuridad; comenzaron a aparecer miles de figurillas parecidas a mí, todas habitábamos aquella caverna a medio iluminar por un cuarto creciente lunar.


Había quiméricas figuras levantándose por doquier, algunos chillaban de dolor, otros de miedo o desesperación. Tal parece que a mí me tocó ser el primero en una de las cámaras de tortura del infierno. Primero te hace parecer toda serenidad, y en el momento en que el piso se encuentra rebosante de cuerpos, comienza el juego diario.
Una voz desconocida inunda el ambiente, algunos comienzan a temer y corren despavoridos a ningún lugar, a otros les hierve el apetito de la carne, unos más se sienten prisioneros de la lujuria, inundados de una sed insaciable. Poseídos por el miedo, la intranquilidad; se ahogan sin agua, se queman sin fuego. El demonio a cargo de nuestra celda era Abaddon, señor del abismo sin fondo y la desesperación. Claro que el nombre le queda como guante, yo lo sufrí.



Con un chasquido de dedos comienza la orgía de emociones primarias de la maldad. Durante un giro de la tierra sobre su eje todos estábamos a su merced, y al final del día los pedazos desmembrados de cada uno de nosotros se volvían cenizas. Despertábamos uno a uno, no siempre fue en el mismo orden, pero siempre se repetía la torturante rutina. Escuchábamos su risa sin poder verlo, era una carcajada que erizaba la piel y hacía que los sentidos quisieran suicidarse.


Lo peor de todo siempre fue recordar, se nos dio esa desventura de no olvidar ningún momento de nuestra estadía. Algunos enfrentamos fieros los días, nos invadían las preguntas filosofales sobre la religión. ¿Por qué un Dios que es amor, nos permitiría existir una vida eterna de esta manera? Y más que temores, desesperación o dolor, comenzamos a sentir odio, en un corazón inexistente, en un cuerpo desconocido. 


septiembre 22, 2015

Por qué los hombres no amamos a las cabronas





Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor.
– San Agustín.

Las palabras se han ido degradando, a tal grado que una palabra como “Cabrona” es usada como adjetivo para describir a una mujer fuerte e independiente, con esto no quiero decir que los hombres no amen a las mujeres fuertes e independientes, en definitiva que es un atractivo enorme para la mayoría de los hombres inteligentes. 

Pero el punto aquí es que hemos estado utilizando mal la palabra como adjetivo, pues esta misma es a la vez un insulto, las palabras ya no significan lo mismo. Es por ello que tal vez la palabra “amor” también se encuentra degradada. Para algunos es un punto de necesidad, para otros de presunción, pues pasean a la pareja a diestra y siniestra, con la esperanza de recibir unos halagos. Es algo cotidiano y de ambos géneros, no necesitamos ver quien es de Marte, Venus, Saturno o algún asteroide desconocido.

Está mal el hecho de generalizar de qué todos los hombres aman a un tipo de mujer, que se da a desear, que aplica actitudes de pescador de suelta-jala, que sólo termina cansando a la mayoría. El juego de la seducción se debe hacer sin rodeos, con movimientos inteligentes, perspicaces y astutos, pero sobre todo a su tiempo. 

No puedes darle alas a una persona en la primera cita porque pensará que será algo rápido, a menos que lo que busques no sea una relación de larga duración, sino algo casual de una noche, o varias pero sin compromiso. 
Pues el compromiso, como su misma definición lo dice, es un sacrificio, uno lanza al volcán a la señorita virgen Soledad, y se dedica gran parte del tiempo al ser amado, y otro tanto a los cantos fúnebres a la recién sacrificada. 

No digo que sea algo malo, al contrario cuando estás con la persona correcta no extrañas nada de tu anterior soltería, disfrutas al máximo los momentos que tienes con ella. Y otra cosa importante es la actitud, según la definición de cabrona que se quiere atribuir a la mujer, es alguien independiente, por lo tanto alguien que pase lo que pase no se compromete con nadie, no pone su vida en las manos de la persona que sí pone su vida en las manos de ella. 

Es un tanto injusto y desagradable, pues en cierto punto es algo insensible con lo cual no se abren por completo al amor, pues si en algún momento se llegan a separar la ruptura siempre pesa a quien entrega más, con esta justificación es que se escudan a la hora de decir el por qué no. 

¿Cómo es que un hombre va a querer tratar de pasar una vida con una pareja de este estilo? 

De ninguna manera pasa eso es alguien inteligente, creo en definitiva que si tratamos de caer en generalizaciones también podemos observar los fallos de la lógica femenina al querer salir libradas de una relación. Tratando de ser fuertes cuando en realidad demuestran debilidad al no entregarse por completo. 

Es increíble la forma en la que con el paso del tiempo no sólo la roca se degrada, también las palabras, y su fuerza se vuelve polvo, y como dicen “las palabras (hoy por hoy) sí que se las lleva el viento.”

julio 12, 2015

Holocausto silencioso






Me sorprende cómo ha cambiado el mundo, ahora los fines son mediocres como su gente.
Las personas no salen para convivir y pasarla bien, tener momentos agradables con su familia, salen con el propósito de llegar a la casa para así poder publicar cientos de fotos en las redes sociales. Ya no existe esa confidencialidad en la felicidad, ese atesoramiento del momento propio o familiar, de pareja; hemos perdido la vergüenza a mostrarnos al mundo. 


Ya no se tienen relaciones duraderas con el fin de convivencia armoniosa y bien intencionada, con el fin de sentirse querido y querer, se tiene con el propósito de publicarse día a día en redes sociales; a pesar de ser relaciones enfermas llenas de celos y amarguras entre ellos, pero sus mensajes siempre puntuales, las fotografías jurando amor eterno no faltan; estamos cayendo en las relaciones por mutuo acuerdo de enseñanza, son relaciones que uno puede presumir a sus alrededores, pero relaciones falsas.

Se ha perdido el verdadero significado de las palabras, palabras tan fuertes como justicia se creen inalcanzables por el puro hecho de ser parte de las mismas injusticias, por preferir dar un soborno que recibir el castigo que merecen.


Palabras cortas como paz, no se encuentran en la guerra ni en el hogar. Antes era un placer inigualable el de llegar a tu casa y comer comida caliente, en compañía de quienes uno quiere. Pero eso se ha cambiado, los hogares están llenos de tecnologías que nos facilitan la vida y nos embrutecen el cerebro, la comodidad del no hacer nada es superior. Es ahí donde entran los conflictos en el hogar y se vuelve campo de batalla.

El egocetrismo y autoengrandecimiento; son mayores que cualquier acto de humanidad posible que podamos tener hacía los demás.

Estamos en un mundo de big brother, dónde las personas han dejado de darle importancia a lo importante y se han concentrado en compartir sus supuestas vidas en redes sociales.


Palabras tan fuertes como amor, han perdido fuerza, se utilizan sin cuidado alguno, se le dio un nuevo significado similar al de la necesidad o aprecio banal, un gusto simple por algo o alguien, sin la emoción que se entendía de esa palabra. Se repite una y otra vez dentro del día “amo esas zapatillas” “amo como se te ve esto o aquello” “amo a mi familia” “te amo millones” “amo las galletas” “amo mi auto” “amo mi celular.” Y así poco a poco las palabras se degradan, al igual que nuestra escritura, se pierde el interés por el bien escribir, se pierde el interés por utilizar adecuadamente la lengua, se pierde el interés por tener cuidado en lo que se dice, se pierde el interés por el actuar correctamente, se pierde el interés por ser alguien.

Así se pierde el hombre entre estupideces, poniendo en evidencia su involución. 


mayo 08, 2015

El infierno que Dante no conoce






Cómo es que el ser humano y su esperanza se diluyen con el sutil aliento de una frase; “tenemos que hablar, te quiero como amigo, esto no está funcionando.” 

El hombre o la mujer, como los animales más heridos de la creación, olvidan lo fuerte de las palabras, pierden la empatía y surten de golpes al implicado cuerpo del delito, para que caiga a la lona y se aleje lo más pronto de ellos.

Pero esto no siempre funciona para bien, pues es una cadena que estamos programados a recrear. Sin en cambio, alguien decidió ir en contra de ello, alguien que trató con amor y delicadeza hasta el último momento a la persona que un día amo, esa persona le hizo entender desde sus ojos cómo se veía el futuro, uno en el cuál desearía estuvieran juntos, pero no se miraba posible.

Así pues ambos decidieron aclimatar la situación, con los mejores deseos uno para el otro, siguieron en contacto y se alegraban de que alguien más hiciera feliz a la persona que les había enseñado tanto que el amor no duele si se sabe pensar y sentir al mismo tiempo.

Ésta no es una historia de ficción, hijo, esto pasó años antes de conocer a un par de mujeres; que me hicieron volver a odiar con toda mi alma a esos angelicales seres de largas alas y pies pequeños. 

Hasta que conocí a tu madre, con ella siempre estuve seguro que no me dañaría, sus ojos me miraban y el infierno se volvía tibio, cómodo, incluso ahí podría vivir con ella. Nuestro vuelo fue alto y firme porqué íbamos de la mano. 

En ese momento tuve una duda, no sabía si me encontraba en el amanecer o en el alba, no sabía si había comenzado a oscurecer o se acercaba el medio día. No alcanzaba a comprender si estaba aprendiendo a vivir o en realidad moría.