marzo 24, 2013

El vuelo de la Roca.




El mundo comenzó a girar, pareció algo mágico  pues solo era un montón de polvo inerte, levantando vuelo frente un incandescente astro.
El sol prominente brillaba en el cielo, dando vida entre la suciedad a unas diminutas partículas, de ahí comenzó todo, éste pequeño y bello planeta no contaba con mucha agua, por eso no conocía la vida en abundancia.
La creación de vida se asemejo a la forma en la que paso en su planeta, evolución, y como sabremos solo los genes del más fuerte sobreviven, de ahí pasaron un par de segundos para lograr vida inteligente, un tipo Adan y Eva, como los que aparecen en el génesis de sus sagradas escrituras.
Hubo guerras, reinos, arte, sociedad, ciencia, religión, todo lo que tiene un planeta infestado de humanoides, aunque nosotros nos damos el nombre de Rakurs por el nombre de nuestro planeta, nuestro idioma es algo complicado, no es universal claro, no somos tan egocéntricos, sabemos que cada quien se expresa como le conviene y con las herramientas que posee.

Volviendo al tema de la evolución, no sé por qué nosotros tenemos diferencias a los humanos de la tierra, si prácticamente nuestros animales y plantas son iguales, claro los nombramos diferente, ellos se encuentran muy pendientes de los derechos de autor y todo ese tipo de estupideces para aprehender lo que no se puede aprehender, banda de idiotas, espero no lo tomen muy personal solo hablo de los que toman en cuenta el conocimiento como algo propio, algunos piensan algunos otros no, ¡recorcholis! casí he caído en su juego, generalizar las razas, una disculpa.

La historia que les estoy contando trata sobre mí y mi incredulidad, pero quería comenzar desde el inicio de nuestros tiempos y algo de historia, para que supieran porque estoy frente al sol, pero no como un día normal.

Tuve un inicio de vida feliz, iba a educarme en una de las que ustedes llaman escuelas, tenían libros a más no poder, me gustaba leer historias sobre humanos, de todo el universo son de mis razas favoritas.Así pase mi infancia entre lecturas y sueños. Mi madre se encargo de leerme cada noche sobre ustedes. 

Nuestra religión se basa en el Dios creador de la tierra y dador de vida, lo llamamos Sengatzul, éste sujetoide, perdón por el termino pero yo nunca me considere muy religioso, lanzo un trozo de tierra por los aires del universo, haciendo a Rakur rotar, dándonos el día y la oscuridad, no creemos que es todo bondad, mejor pensemos que es un Dios neutro, pues como nos dio lo bueno y lo malo, así como nos brindo la luz, nos la priva para tener oscuridad.

Conocí a una bella Rakur que estudiaba a nuestro Dios, nuestra raza procura no separar nuestros estudios, "no a la especialización". Yo estudiaba a la raza de los humanos, muchos de mis compañeros se burlaban de mí, pues decían que ellos eras simple ficción, creo por eso me lleve muy bien con ésta señorita, su nombre era Treana, lo que me recuerda que aún no me presento, que barbaridad, mi nombre es algo sin importancia pues soy y a veces no soy, puedo ser y dejo de serlo, pero mis amigos y familia me llaman Greto, mi madre fue un poco obsesiva también de los humanos, en un tiempo me contó que me puso ese nombre después de leer sobre la antigua Grecia.

El día cero de mí inhumana vida me encontraba en la biblioteca de a lo que ustedes se asemejaría una universidad, estaba sentado con mi montón de libros enfrente como solía pasar cada día. Quería leerlos todos, pero el tiempo es un mal compañero de estudios. 
Siempre terminaba escribiendo sobre lo magnifico, en lugar de sobre lo horrendo que podría ser un humano. Los dignificaba a cada rato, era por eso que tenía tan bajas notas. Se me hizo extraño ver cruzar la puerta a Treana, claro en ese momento no conocía su nombre, era una Rakur muy bella o al menos para mí, siempre lo será, se veía muy interesante, se sentó frente a donde me encontraba yo, empezó a mirar hacia mí varias veces, me comencé a sentir incomodo, y ¿Quién demonios puede leer así? devolví la mirada, con un poco de pena, pero era para ver si me observaba con extrañeza, odio, locura o hasta cariño, lo que fuera; quería ver que poder misterioso tenía en la mirada para hacerme perder la concentración de mi libro. 

Ella sonrió, cabe mencionar que nuestra sonrisa es una expresión facial completa, no solo bucal, yo devolví la sonrisa por mera cortesía. Claro había tenido algunas parejas, pero ella me quitaba algo de calma, no me gustaba en nada eso de que me gustara tanto.

Al poco rato después de estar en silencio pensando ¿qué decir? ¿cómo actuar? Pensaba que pieza mover en este ajedrez, en el cual me encontraba con menos piezas, pues no sabia atacar, me veia armado con puros peones y ella con caballos, torres, alfiles y reinas. Ella se acercó a mí, y así quedó claro que ella era blancas, inicio el juego.

Moví mi único caballo al frente, salte algunas preguntas de cortesía y el "hola" para preguntarle:
 - ¿Qué estudias? -Me sentí tan estúpido, siempre hablando de escuela.
Treana - Estudio a nuestro señor Sengatzul, soy Teóloga.
Grato  - ¿Y cómo puede ser posible que estudies a alguien que no escucha tus rezos? -No se me ocurrió alguna otra cosa que preguntar.
Treana - Aun no lo sé, pero creo que gracias a él estoy viva, y gracias a eso estoy sentada contigo.
Grato - ¡Oh! ya veo. Dije tímidamente. 
Treana  - Por cierto, hola me llamo Treana, mucho gusto.
Grato - Hola mucho gusto, me llamo Grato. Lo siento, no acostumbro a socializar mucho.
Treana - Eso puedo verlo.
Grato – Oye disculpa si sueno un poco mal, pero ¿por qué te acercaste?
Treana – Estabas solo con muchos libros, pensé que te hacía falta algo de realidad, ¿no te molesta?
Grato – Claro que no, estaba a punto de dejar de leer.
Treana – ¡Oh!, ¿te retiras?
Grato – Pensaba hacerlo, ¿Quieres acompañarme por un chocolate?
Treana – Claro. - Dijo con otra sonrisa.
Esa fue nuestra primera conversación, es de las cosas que nunca se olvidan. Mientras tomábamos un delicioso chocolate y una galleta en un lugar al que adoraba ir desde pequeño, platicamos un poco más de nuestros estudios, lo omitiré debido a que son puros tecnicismos.

Durante una semana la vi a diario, la conocí mejor de lo que esperaba, sentía una atracción por su sabiduría, tenía una simpleza que me hacía querer ser igual de simple, pero con todo el estudio de humanos que realizaba, creo termine convirtiéndome en uno de ellos.
Terminamos saliendo un par de meses, ella siempre me sonreía como la primera vez que nos vimos, o al menos que yo recuerdo, luego ella me contó que me había observado nadando en mi mar de libros un par de veces antes. Yo solo me sonroje.

Mi bella dama tenía un complejo de fin del mundo, yo discutía seguido con ella:
Greto - Rakur no terminara de un día para otro.
Treana – Claro que sí, todo lo que comienza debe terminar.
Greto – Si, lo sé, solo que no terminara durante nuestra vida, no ha terminado durante la de nuestros antepasados, ¿por qué habría de ser ahora?
Treana – Porque nuestro presente es aún peor, de lo que imaginas, ¿acaso no puedes verlo?
Greto – Claro. -Conteste dando a torcer el brazo, solo para que me sonriera y me volviera a besar. 

Terminaba dando por perdidas mis batallas con ella, sus besos son lo que mueve el mundo o al menos el mío. 

Nuestras peleas eran tan divertidas, todo parecía marchar de maravilla, ella tenía sus planes que compartía conmigo, quería ir a estudiar a otra parte del mundo, yo igual quería irme, solo que no tenía destino fijo. Los dos soñábamos con la libertad, pero dentro teníamos miedo de que encontraríamos al salir de la jaula.

Y hablando de eso, yo no quería liberarme de ella, desde que la conocí pude comprender el romanticismo humano, un día llegue con un ramo de flores, algo que no se acostumbra en nuestro planeta es dar ese tipo de obsequios, ya que no creemos en la posesión de la naturaleza. Ella quedo tan atónita y lo primero que me dijo fue: “¿Por qué arrancaste esas bellas flores?”.
Fue la primera y última vez que lo hice, solo quería ver una reacción de gratitud, sentirla una dulce damisela y yo pudiera ser un valiente caballero, pero este caballero tiene la armadura oxidada y no sabe para qué sirve la espada, si no tenemos Dragones.

Los dos teníamos conocimiento de que no terminaríamos juntos, teníamos caminos diferentes, yo quería aprovechar mi tiempo con ella, ella llego el momento en que no lo quiso desperdiciar conmigo.

Tengo que aceptarlo, ese día tome alcohol como ningún otro día en mi vida, mis compañeros de inmediato supieron que algo había pasado, perdón que no hable mucho de ellos, pero estoy seguro ellos tampoco hablan mucho de mí. 

Esa noche el suelo se veía más oscuro de lo normal, incluso tenía varios días que no la veía, sospechaba lo peor, no contestaba mis mensajes ni mis llamadas. Ella llego sin su sonrisa que siempre cargaba en esa bella cara, con ese bello cabello que alegraba a cualquiera, pues en el rebotaban los rayos de luz y se volvían un imán a la vista de cualquiera.
Treana – Hola. 
Greto – Hola.-Dije pues notaba su ausencia, podía verla más no la sentirla.
Treana – He encontrado a alguien quien me hizo sentir algo que no pude sentir por ti.
Greto – Lo sé. -Conteste sin mentir, pues lo sabía, no soy estúpido.
Treana – No quiero lastimarte, tendré que alejarme de ti.
Greto – ¿Crees que podremos ser amigos después?
Treana – Si yo creo, oye... Lo siento. – Dijo mintiendo, sus ojos no me podían mentir, no a mí, ¿lo siento?¿Por qué me pediría disculpas, acaso no sabe todo el bien que me hizo? Solo me quede sentado viendo cómo se alejaba de un lugar donde nunca estuvo.


Mostré mi humanidad por primera y única vez, quería poseerla más no era un objeto ¿Qué rayos pasaba conmigo?

Por un momento lo comprendí, lo repudie y lo analice, que habría hecho mal, pero termine por comprender que estaba bien, era yo mismo, no podría haber sido nadie más. Y ella también era ella, no pudo haber sido diferente, pues no me hubiera enamorado de ella, simplemente yo no era lo que ella quería, tal vez muy loco, tal vez muy cuerdo, tal vez muy humano. Así como así, acabo ésa historia. 

Y ustedes se preguntaran ¿es el final?, pues no lo fue, aun no. Al siguiente día la vi, caminando de la mano con otro rakur se veían tan felices, mientras yo leía sobre Egipto bajo un árbol, en ese entonces que aparte mi vista de la feliz pareja nuestro planeta entero comenzó a vibrar con gran intensidad, la gente volaba por los aires, yo logre agarrarme del árbol donde me encontraba al sentir el primer movimiento brusco.

Lo primero que pensé fue que nos extinguiríamos como los dinosaurios en la tierra, pero lo que en realidad paso fue que después de ese gran movimiento; nuestro planeta se detuvo, a mi suerte me toco estar en el lado de la piedra que asienta frente al sol, y aquí estoy esperando la muerte, con este calor asfixiante y un pedazo de papel, pensando en que ella me hablo todo el tiempo de este día, y al final la piedra toco el suelo. 

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