¿Cómo se relaciona la docencia con el proceso de
construcción del conocimiento?
Para adentrarnos en la construcción del conocimiento
desde el punto de la educación estudiantil debemos tomar en cuenta los niveles
que existen en la docencia, el tipo de conocimiento adquirido, las capacidades
del alumnado y las herramientas con las que se cuenta para una mejor retención
por parte de los mismos.
Se puede separar a los docentes por los niveles de
enseñanza en los que se desempeñan dentro del proceso educativo, comenzamos
desde el educador inicial, los conocidos como jardineros; quienes trabajan con
niños de 3 a 5 años de edad. En ella el mundo se comienza a expandir para los
pequeños educandos, es su primer contacto con el ámbito estudiantil y con un
grupo de personas fuera de su familia. Las preguntas sobre su entorno son
cuantiosas y la obligación primaria de respuesta se encuentra en los padres y
maestros.
Los niños comienzan a poner más atención a los
adultos, comienzan a interrelacionarse con otros niños, mantienen pláticas con
sentido y lógica. Su interacción con el mundo les ayuda a formar un carácter y
personalidad; a definir sus maneras de pensar y actuar.
Es por eso de la suma
importancia del docente, pues él tiene la obligación ética de la formación de
un buen ciudadano desde sus inicios, los cuales son sus primeros años
escolares, donde las herramientas de enseñanza son a partir de juegos, donde se
les prueba la destreza; como el uso de tijeras, la creación de obras artísticas
por medio de la imitación, el uso de sus capacidades motoras para hacer parte
de algún deporte, entre otras. Por medio de estos se debe incentivar al alumno,
en caso de algunos fuimos premiados por medio de estrellas en la frente al buen
comportamiento, lo cual llama a seguir con ello, y realizar un trabajo
correcto, sujeto a las especificaciones del docente.
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Así pues para cada etapa de la educación, el docente
se topa con las dificultades psicológicas de las etapas del desarrollo humano,
como lo son la infancia en la educación primaria, la adolescencia en la educación
secundaria, la juventud y la formación del perfil laboral en la preparatoria, y
por último la juventud adulta y su introducción completa al sistema laboral,
político y social en la etapa de la universidad y posgrados.
Cada uno de ellos implica ciertas restricciones o
conflictos que el educador debe saber tratar con inteligencia, pues a pesar de
ellos el aprendizaje debe continuar y ser más complejo.
Los dos diferentes tipos de conocimiento en el
proceso educativo del ser humano son; explicito e implícito. El análisis de
ambos nos dicta que uno de los sentido para la obtención de los mismos es el
visual, como primera parte el docente debe saber utilizarlo, dando material
objetivo por medio de las herramientas como lo son pizarrón y diapositivas. Aunque
no sólo es la observación la que crea el conocimiento, en la mayoría de los
docentes es la preferida de las entradas a la mente del alumno. Así pues el
didáctico debe contar con una profesión fuertemente apoyada en 3 bases
estrechamente relacionadas: una base social, una base de conocimientos y
competencia, y una base ética. Las mismas ya vistas en aplicación desde el
principio de la educación preescolar, como un claro ejemplo de la importancia
del docente en la creación de conocimiento. Así el mismo como profesionista no
se puede analizar aislado de la educación dentro de este fenómeno social
complejo que es el crecimiento.
La sociedad genera y apoya una profesión porque la
necesita y espera de ella ciertos servicios. Los profesores pueden ayudar a los
alumnos a lograr las metas educativas que la sociedad valora. Este servicio
sólo puede ser prestado si los profesores poseen la preparación y los conocimientos
que no son patrimonio común de la comunidad.
Las bases éticas proporcionan orientación y guía
acerca del modo de realizar las funciones implicadas en la prestación del
servicio. Esta base garantiza la calidad del servicio y protege los intereses
del alumno, así como también los de su profesión. El código moral del profesor
incluye no sólo sus obligaciones ante los alumnos, sino también la
responsabilidad de los resultados de su acción y un compromiso personal con la
profesión educativa.
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Así mismo podemos ver que cualquier persona que
conoce y domina un tema puede enseñarlo, pero eso no es suficiente para que
pueda ser considerado un profesional de la docencia. Pues este mismo se
encuentra con problemas tales como la vinculación de la razón con el proceso de
la enseñanza-aprendizaje.
No es suficiente la enseñanza de la teorización de
un fenómeno, para la construcción de un conocimiento completo, pues si contamos
con visualización por medio de la imaginación pero ver el fenómeno ayuda a
interactuar con lo que ocurre, ser parte del mismo. Aparecen nuevas cuestiones,
se cierran ciertas dudas. Así este conjunto de aprendizaje tiene una mayor
claridad y lógica, convirtiendo lo real en un objeto de razonamiento, y no sólo
nos limitamos a una explicación a veces vacía por alguien que no es un docente
de profesión, sino que sólo cuenta con la idea de los sistemas teorizados.
El docente debe tener a la mano la capacidad de
explicar y la capacidad de pensar lo que se explica, pues esto conduce a la
posibilidad de desestructurar lo estructurado. Partir de lo evidente y lograr
una ruptura, la cual implica nueva organización de una realidad no prevista;
romper una estructura dada para enseñar a pensar pensando.
Así pues el docente tiene una obligación ética con
el alumno para la ayuda y guía en la construcción del conocimiento, para que
este sea el correcto y sea manipulable bajo los requerimientos del estudiante.
Dando la oportunidad de en algunos casos, bajo el estudio de ciertas bases,
continuar con cosas más complejas, desestructurando el problema o fenómeno en
partes más primarias. El docente otorga las herramientas necesarias para que el
aprendizaje sea el adecuado.
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