I
Leer era su pasatiempo favorito cuando no se encontraba con sus amigos platicando y tonteando como todo joven. Su amor por la lectura comenzó con un libro de leyendas de Guanajuato que le regalaron cuando tenía 9 años de edad. De ahí le llamo la atención lo supernatural, aunque era un joven escéptico, tenía dudas como cualquier otra persona. Éstas eran más perceptibles que su cambio de estatura.
Día a día tenia aún más preguntas sobre todas las cosas que leía, la más común de ellas era; sí en realidad habría un final feliz al terminar el cuento, muchas veces trataba de imaginar lo que pasaba al terminar de leer los escritos.
¿Será el comienzo de otra historia triste? ¿Qué paso con la gente mala, habrá encontrado la luz en sus vidas? ¿En realidad ha sido el final? Así seguían sus cuestiones hasta que terminaba quedándose dormido arrullado con el canto de los grillos y algunos ruidos extraños, esos sin procedencia que se escuchan al caer la noche.
Día a día tenia aún más preguntas sobre todas las cosas que leía, la más común de ellas era; sí en realidad habría un final feliz al terminar el cuento, muchas veces trataba de imaginar lo que pasaba al terminar de leer los escritos.
¿Será el comienzo de otra historia triste? ¿Qué paso con la gente mala, habrá encontrado la luz en sus vidas? ¿En realidad ha sido el final? Así seguían sus cuestiones hasta que terminaba quedándose dormido arrullado con el canto de los grillos y algunos ruidos extraños, esos sin procedencia que se escuchan al caer la noche.
Tenía la pinta de ser un buen día, uno nunca sabe lo que puede pasar en un martes.
Caminaba Alejandro por la calle cargando una mochila con cuentos que había sacado de la pobre biblioteca del poblado de Naica Chihuahua, cómo siempre mirando a ambos lados, en uno venia un ciclista y del otro un auto rojo, esperó a que pasaran y la calle estuviera libre a que él, una señora con su hijo, y otros dos transeúntes.
Pasaron a su lado, era hora de salida de clases, es por ello que iba bien acompañado. Siguió por la calle Allende con destino a su casa, comenzó a llover fuerte y olvido todo acto de seguridad, comenzó a correr tratando de evitar se mojaran los libros que llevaba a devorar a su casa.
Caminaba Alejandro por la calle cargando una mochila con cuentos que había sacado de la pobre biblioteca del poblado de Naica Chihuahua, cómo siempre mirando a ambos lados, en uno venia un ciclista y del otro un auto rojo, esperó a que pasaran y la calle estuviera libre a que él, una señora con su hijo, y otros dos transeúntes.
Pasaron a su lado, era hora de salida de clases, es por ello que iba bien acompañado. Siguió por la calle Allende con destino a su casa, comenzó a llover fuerte y olvido todo acto de seguridad, comenzó a correr tratando de evitar se mojaran los libros que llevaba a devorar a su casa.
La lluvia se volvió torrencial, un auto sin parabrisas iba a gran velocidad, el dueño pensaba que entre más rápido manejara más pronto llegaría a su destino. Él y Alejandro se cruzaron en una intersección, fue un encuentro fuerte pues Alejandro salió volando como si su peso se hubiera disminuido al de un ave, en un momento creyó ver algunos episodios de su infancia luego su mente entró en un estado de calma.
Fuera de su cuerpo reinaba el caos de los paramédicos por traerlo de vuelta a la vida, el joven duró 2 minutos muerto, luego despertó siendo niño, exactamente cuando su gusto por la lectura nacía.
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