septiembre 10, 2013

Primera enseñanza (Serie de cuentos: El Samurái negro)


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No conoció a su padre pero las historias sobre Hiraki Yoritoki eran sonadas por todo Japón e incluso en gran parte de china. Un hombre ilustre, inteligente, y a pesar de que su aspecto no era muy atlético, dado que tenía gran sobre peso, tenía gran cantidad de admiradoras.  
—  “El poder de la mente mujer” — Le decía a su esposa cuando escuchaba a los guardias que le decían lo que venía en el correo, las cartas de admiradoras de todo Japón.
Cumpliendo sus 6 años, Sakura fue enviada a china con su tío Feng Liu, hermano de su madre, ella es una niña Chino-Japonesa, China por parte de su madre y japonesa por parte de su difunto padre. Su tío estaría encargado de su crianza; la literatura, el arte, y la guerra.

La despedida de su madre fue algo doloroso, como se puede uno imaginar de una niña de 6 años, al mencionarle que posiblemente no vuelva a ver a su madre en un gran tiempo. Soltó el llanto y con gran miedo se sujetó de las piernas de su madre, ésta igual no paraba de llorar, pero todo lo hacía por su bien, no quería ni verla incluida en los problemas políticos en los que se encontraba, dado que vivía de la gran suma de dinero que su esposo dejo para ella, y por lo mismo sufría de constantes amenazas, también quería que se preparará en todos los aspectos, para que fuera como su padre.
En ella su madre veía más que una hija, veía una salvación, una esperanza en esta tierra tan corrompida por la corrupción y el derramamiento de sangre obsesivo por los samuráis, quería de su hija la más grande guerrera, la mejor literata del mundo, después del trauma de la noche en que asesinaron a su esposo por querer detener la guerra entre los clanes Japoneses, solo le quedaba hacer de su hija, lo que su esposo no pudo llegar a hacer y a ser. Protegerse, protegerlas y ser un gran líder.

Abordo el barco de la mano con su dama de compañía, dado que su madre debía quedarse a hacer sus deberes como dirigente del banco de Kawanakajima, y no podría llevarla hasta el templo donde se encontraba su hermano, moría de ganas por verlo, pero le era imposible. La dama de compañía se encargaría de entregar el dinero de manutención de la niña y una carta donde le explicaba lo que quería de futuro para su hija.
La carta decía:
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Querido Feng:
Te extraño, no tienes idea cuanto.
No he tenido noticias tuyas desde hace medio año que me dijiste que volvías al templo, después de ir a la muerte de nuestro padre.
Sabes lo que le paso a mi esposo y sabes que no quiero pase lo mismo con mi bella flor de cerezo, sé que apenas es una niña, pero quiero que hagas de ella algo como lo que eres tú, un ídolo entre los tuyos, me gustaría que le enseñaras Chino también, para que no olvide sus raíces y para que le sirva en sus futuros mandatos gubernamentales.
Sé que soy tonta por hacer planes para ella desde hoy, pero sé que en ella hay algo más que la simpleza de la gente común, ella nació en un día hermoso, un día en el que la luna destellaba rayos azules en el horizonte, cosa que nunca había pasado, y yo lo vi como una señal de su grandeza.
Espero hagas lo correspondiente con ella, en las artes, la escritura y en las artes de la guerra, que logre hacer verdadero kung fu. Sihig te quiero mucho, sé qué harás lo que te pido no por mí, sino por ella. Porque tu igual que yo sabes que corren tiempos peligrosos y qué mejor que una señorita que se sepa defender en cualquier situación.  
Me despido por el momento, te mando el dinero suficiente para su manutención por al menos 3 años, igual te mandaré más cada año, me imagino que es difícil mantener un templo como en el que vives.

Con cariño Lin Liu. 

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Al leer esto su tío Feng, hizo todo porque los monjes la aceptaran en el templo, cómo es bien sabido esto no era posible. Hasta este día. En el que Sakura a sus 6 años de edad, un día miércoles 18 de octubre fue admitida en el templo Shaolin, en la provincia china de Henan.
Ella desconocía a su tío, pero era lo más cercano a su madre que tenía en ese remoto lugar, sólo hablaba muy poco del idioma, le consto más de 6 meses aprenderlo de una forma adecuada. 

El día de su admisión su tío le descubrió llorando en uno de los arboles cerca del área donde los monjes practicaban meditación.
— ¿Pequeña, puedes bajar de ahí? — Dijo Feng con cierta duda, pues podría ser alguno de los niños del templo el que se encontrara en ese lugar, lastimado sus compañeros o algo por el estilo.
Sakura — ¿Si, tío? — Menciono un poco desconfiada, mientras bajaba del árbol.
Feng — Ven a dormir, mañana comienzan tus clases con los niños y las que te impartiré yo.
Sakura — ¿Clases de qué me darás tío?
Feng — Te enseñaré porque los animales son tan fuertes, porque han sobrevivido en la naturaleza que es tan fría y cruel en contra de la vida.
Sakura — Eso sueña genial, yo quiero saber cómo viven las aves. — Dijo sorbiendo la nariz contra la tela de su manga y poniendo una grande sonrisa.
Feng — ¿Sabes? lo que tu madre hizo… Mandarte conmigo es por tu bien, ella quiere que seas la mejor mujer de todos los tiempos, quiere que seas una luchadora.
Sakura — Lo sé tío, pero la extraño y no creo que aguante mucho sin ella, sin sus cuentos, y sin su risa.
Feng — Eres una chica lista, sé que te las arreglaras, yo te ayudaré con los cuentos y con la risa — Dijo mientras hacia cosquillas en el estomago a la niña. — Y en el año nuevo chino iremos a visitar a tu madre a Japón, lo prometo.
Sakura — ¿Entre más rápido me vaya a dormir, más rápido pasará el tiempo? ¡iremos a ver a mamá!
¡Me iré a dormir ya! — Dijo corriendo al cuarto que se le había asignado.
Feng pensaba en que en realidad nunca había visto tal habilidad de pensamiento en ninguno de los niños que vivían en el templo, pensó para sí mismo: Es incluso más lista de lo que imaginaba, mañana será un gran día.
Nunca paso por su mente todo lo que llegaría a  aprender de la pequeña Sakura, está fue su primera lección, “nunca dudar de la grandeza de un niño”.



Sakura: Flor de cerezo.
Hiraki: Luz.
Sihig: Hermano mayor.
Kung-fu: Referido erróneamente a las artes marciales, su significado es “hacer las cosas bien”, o una maestría adquirida con mucho esfuerzo, busca de la perfección.
Shaolin: Pequeño bosque.

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