marzo 25, 2015

Del porqué de mis silencios






“Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, yo creo que estamos hechos historias” dice Galeano. 

De dudas, de pasiones, de emociones, de pecados, de la sobrante imaginación, de sueños y de pesares, estamos hechos al despertar, al dormir, al pensar.
Porque no siempre pienso para existir, en los momentos donde estoy más seguro de mi existencia es cuando menos puedo organizar el pensamiento. Momentos en los que me abarroto de emociones y lo último que puedo hacer es llegar a emitir una idea cuerda, una razón. 


Mi nombre es Alejandro, soy un jovenzuelo de 24 años de edad, los amigos que me leen dicen que parezco ser mayor en mis letras y menor en mi felicidad. ¿Por qué es que se tiene pensado que entre más años se cumplen, menor es la alegría? ¿Acaso nos está consumiendo la sonrisa la vida?
Me gusta todo lo que una pregunta conlleva, ese mortal veneno en la punta, esa estocada directa al pensamiento. Lo más sorprendente es nuestro temor a las respuestas, siendo que la asesina es la duda, “la verdad nos hará libres” dijo Jesús el hijo de Dios. 


No me gusta adentrarme a la religión porqué impongo mis dudas a quienes me leen, y terminan a veces más confundidos que yo.

Pero siempre me taladra el pensamiento un bonche de dudas, atadas a este tema.
¿Por qué yo? ¿Qué quieren de mí? ¿Si hay miles de galaxias en el universo que tienen planetas en la zona habitable, y hay seres inteligentes, por qué habría de ser nuestra religión la verdadera? ¿Acaso somos dignos de salvarnos? ¿Qué pasará al morir, mis dudas me condenarán? ¿Por qué necesitamos de una religión para ser buenos? ¿Por qué he sido dotado de inteligencia, si esta me condena a la duda más que a la fe? 


Así paso las noches, en vela, haciendo preguntas al viento sin obtener respuesta.
Pensar que todo esto lo hago en silencio, incluso el escribir, lo hago sin mover mis labios. Maravilloso pedazo de vida que es la escritura, una comunicación de lo más exacta sin tener que mover los labios, poder decir una estupidez sin tener que escucharla salir.


¿Del porqué de mis silencios? Me encanta la calma, la paz; no me malinterpreten también amo la música, pero el silencio es tan seductor. Incluyente con la soledad y el pensar con claridad; sé que no soy antisocial, sólo que hay momentos en los que decido no ensuciar el silencio con un sonido tan vulgar, con algo tan dispar al sutil gemido. 



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