agosto 03, 2012

Control.




Vivimos en un universo en movimiento, en constante cambio, cada que truenas tus dedos muere un hombre, cada segundo mueren estrellas, se caen arboles por las tormentas, mueren animales, y nacen nuevos. Por lo general aceptamos las cosas que vemos, vemos como la gravedad hace caer objetos, y lo aceptamos, lo estudiamos y hasta cierto punto lo comprendemos, pero no podemos creer que nuestras actitudes cambien algo en el mundo algo en nosotros mismos, y si acaso lo creemos lo olvidamos, poner una sonrisa en nuestra cara cambia a las personas a nuestro alrededor, al igual que a nosotros mismos. Un pensamiento o una emoción, produce cambios en nuestro cuerpo, a positiva o negativamente, dependiendo del sentimiento.


Como algunos somos tan faltos de Fe, les pondré un video sobre como las emociones, a mi parecer por cuestiones electromagnéticas (Aunque en realidad no se sabe a ciencia cierta que es lo que lo afecta), que produce nuestro cuerpo, cambia la geometría de moléculas de agua que se han puesto a congelamiento.










La frase con la que termina el video me gusto, “si los pensamientos pueden hacerle eso al agua, imagina que es lo que nuestros pensamientos nos hacen a nosotros”, teniendo en cuenta de que nuestro cuerpo es cerca del 75% agua, te planteas la pregunta ¿Qué demonios me hago a mi mismo con mi propia mente?, esperamos que nuestros malos pensamientos desaparezcan por arte de magia, siendo que el poder de cambiar eso esta en nosotros mismos.  

Quien pensaría en estos tiempos que el Arje o Arché de un presocrático (Tales de Mileto), con la primera explicación científica de la vida, con esto me refiero a sin dar crédito a alguna causa sobrenatural, esta sustancia de cambio y de origen fuera la que hoy en día podríamos dar crédito de nuevo por afectar nuestro organismo.



Entrando en el pensamiento de las afecciones que nos creamos nosotros mismos, vamos a hablar un poco de la depresión. 

En los tiempos de Hipócrates se le mencionaba como Melancolía en antiguos tratados de medicina.








Este mal psicológico, nos afecta físicamente, cuando alguien esta deprimido nuestro organismo se contrae, nuestra capacidad de actuar, de pensar, de gozar, se reducen a su mínima expresión.  
El mal de la Depresión afecta a una gran parte de la población mundial, el síntoma habitual es un estado de abatimiento e infelicidad que puede ser transitorio o permanente. En esta enfermedad influyen factores genéticos, biológicos y los principales psicosociales.
Nuestra actual forma de vida nos empuja aun mas a padecer este trastorno, la pelea diaria con el consumismo, con las necesidades creadas por la sociedad (porque en realidad no son necesidades primarias), la falta de empleo, o el sobre explotamiento en el mismo, nos impone grandes exigencias y nos agudiza una sensación de ahogo. Hay que soportar la incompetencia de nuestros similares, el mal gobierno, la corrupción, la manipulación mediática, la contaminación sonora, la contaminación, hay que evitar asaltos y todo con el fin de un falso bienestar, un supuesto salario justo y una falsa estabilidad económica.
Con todo esto solo nos hemos creado nuestra propia jaula, donde poco a poco vamos enfermando y muriendo, nosotros mismos nos colocamos en este estado de tensión y melancolía.




Para mantener la tensión muscular en un órgano o en un musculo, creada por nosotros mismos, se requiere mucha energía, se puede asemejar con una gotera, es un flujo inútil de energía, que nos produce cansancio, adormecimiento y sueño.
El estrés, entre otras cosas, ocasiona la contracción y el endurecimiento de los órganos internos, y dificulta su funcionamiento. Les pone una camisa de fuerza que no los deja trabajar. Al contraerse provocan que la membrana que los cubre se les adhiera totalmente y los imposibilite para expulsar el calor y las toxinas que guardan en su interior.


Los órganos del cuerpo expulsan calor y las toxinas por medio del esófago, funciona como la chimenea de nuestra fabrica interna. Ahora imaginemos cuando estamos en silencio o en soledad y depresivos, nuestros órganos trabajan mas, es como si tuviéramos una olla de vapor a presión, nos matamos lentamente y como vemos la simple emisión de un sonido y su correcta vocalización nos puede evitar muchos males. 


En la antigüedad, los maestros taoístas descubrieron que ciertos sonidos estaban estrechamente relacionados con cada uno de los órganos y que el aprendizaje de cómo emitirlos era necesario para aliviar la depresión, la ansiedad o la ira. En el Tíbet existe un monasterio especializado en el diagnóstico y cura de enfermedades a través del sonido y los monjes pasan toda una vida aprendiendo a emitir sonidos curativos con resultados sorprendentes


Pero como nosotros sabemos, no tenemos contacto con el Tíbet, que es donde se encuentra ese conocimiento, para nosotros  la única forma de aliviar la tensión y evitar el sobre-calentamiento de órganos internos es por medio de la relajación y la mejor manera es por medio de la risa.




Con la relajación viene la liberación de la energía negativa que estaba prisionera dentro de nuestro cuerpo. Las glándulas secretan todo tipo de sustancias; lágrimas, sudor, saliva. Las energías fluyen y nos proporcionan un estado de armonía. Al reír, nuestra respiración aumenta y el corazón late más rápido, bombardeando más sangre rica en oxígeno a todo nuestro organismo. Como resultado, la actividad electroquímica del cerebro se incrementa y nos ponemos más alerta que de costumbre. Otro de sus beneficios es que se incrementa nuestra respuesta inmunológica, como lo mismo que sucede al meditar diariamente. 
En la risa esta presente un deseo autentico de dar felicidad, es inevitable al ver a alguien reír a carcajadas, no unirse. En el año de 1963 hubo una epidemia de risa en el territorio de Tanzania, unos niños de pronto empezaron a reír y la risa se extendió a más de mil personas, ojala este tipo de epidemias fueran mas comunes, aliviarían la carga emotiva que arrastra la mayoría. 

Uno de los estudios sobre dolor, dieron de resultado que se soportaba más el dolor después de una sesión de risa, por parte de los participantes. Los compañeros odontólogos no me dejaran mentir, en sus consultorios se utiliza gas de la risa, o mejor conocido como óxido nitroso, para relajar a las personas, no es un anestésico como generalmente se piensa, solo tranquiliza. 
  




La práctica de la meditación logra un efecto parecido. Relaja, calma, tranquiliza, física y mentalmente. Si uno logra aquietar los pensamientos, automáticamente las emociones se apaciguan y le permiten al cuerpo una total relajación.

La meditación es un ejercicio tanto intelectual como espiritual, nuestro cuerpo nosotros lo dominamos por completo, pero en realidad muy pocos saben como hacerlo, por medio de meditación podemos aumentar nuestro cociente intelectual, mejorar la memoria, la inteligencia emocional e incluso el sistema inmunitario.

La principal forma de meditación y más recomendada es la concentración en la propia respiración, en escuchar los latidos de nuestro corazón, el flujo de nuestra sangre, y es una actividad muy buena ya que ayuda a reducir o eliminar el estrés y a bajar la presión sanguínea. Como les mencionaba en la entrada de transmutación del Karma.

Yo concluyo que debemos de aprender a controlar nuestro cuerpo y nuestro entorno, para un mejor transito en este plano, el hombre en si ya no sabe si hace bien o si hace mal, ha perdido el sentido de la vida y se encuentra más solo que nunca, cambiemos eso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario