julio 31, 2013

Ladrona



La señorita entró en su mirada sin tocar la puerta, aun así siempre ha sabido abrir cerraduras de acero, caminó hasta la sala para acomodarse en el gran sillón rojo, era muy cómodo se movía en un palpitar cada fracción de segundo. Se acomodo un buen rato al ver que no había nadie en casa, tomó una cerveza sin preocupación después de todo sabe como huir de situaciones incriminatorias.
Él no sabía que había pasado al llegar a casa, pues lo perros ladraban desde el patio; se arrojaban con sus patas contra las rejas de su estomago en un estado furioso, era demasiado el ruido que había en el ambiente, pero aun así no escuchaba nada.
Parpadeó un par de veces, vio que alguien había entrado y no dudó en llamar a la policía.
Ya era tarde, le habían robado un par de pensamientos. 

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