Su nombre:
Trinia, ella no es de procedente de una película de Disney, en realidad era todo
lo contrario a una belleza.
Vivir bajo la
mar en una cueva recóndita ha de ser difícil para una dama, de vez en cuando se
escondía entre arrecifes de coral para evitar ser vista por sus amigas, prefería
ser amiga de los peces, adoraba el sabor de la ensalada de alga con atún,
asesina pensarían ustedes, pero todo el mundo tiene razones para matar, la
razón de ella era: comer.
Mataba a sus
vecinos en pro de la supervivencia, con una lanza los perforaba y los devoraba con
todo y espinas, esto resultaba un problema pues siempre al querer hablar se
lastimaba ella sola, no podría emitir más sonidos que algunos parecidos a los
de las ballenas, pero igual necesitaba mover su boca, la verdad es que no sé de
donde proceda la idea de que tienen bonita voz, suenan muy lastimeras, creo que
por estar atadas al mar y no al cielo, a diferencia del sonido de las aves que
les encanta tanto a los hombres que hasta las encarcelan en su patio.
Tal vez culpa de su complejo de ave submarina,
emigraba de un mar a otro, solo por encontrar sales diferentes en el agua, la
emigración no es propia de las sirenas.
Triny como
le decimos los amigos, sonaba enfurecida al no encontrar una cueva libre de
suciedad, algo exigente en el ámbito de la limpieza, si fuera humana seguro que
todo el día estaría con la escoba en la mano y no exactamente preparando el vuelo,
a pesar de que algunos la consideramos más bruja que sirena.
Huele a
pescado, sabe a sal, en el mejor de sus días no se soporta ni ella misma, pero
no mira que debajo del mar todos apestan, trata de ser diferente, pero no salta
fuera del agua a conocer otros aires.
¿Estudios?
Ella me ha contado que salió de un bachillerato técnico, pero la reparación de
computadores bajo el mar no es un negocio sustentable, así que se dedica solo a
comer y dormir, es una “nini” submarina.
Por más que
quisiera salir a caminar, veía a lo lejos como las ballenas se quedaban inmóviles
en la arena hasta morir, así que hizo un trato con un cardumen de peces, que
con unas amarras de alga le jalarían de nuevo a la mar, luego de unos minutos
fuera del agua.
Emprendió su mágica travesía hacia la costa una noche estrellada, con la idea de que podría zambullirse en la arena y hasta hacer un castillo con la misma, o una cueva. La verdad es que no decidía que estructura saliera más afín a su experiencia submarina.
Salió con la
idea de que regresaría pronto, nadó lo más fuerte que pudo y cuando dio el
ultimo salto fuerte, se separó tanto del cardumen que se rompieron las algas,
creo que pensó que es una idiota, no estoy seguro porque esta historia me la
contaron a mí, se corrió el chisme entre cardúmenes y llego a cruzar los 7
mares. Siguiendo con la desgracia de nuestra amiga Triny se quedó varada en la
playa, cubierta de algas rotas de unas amarras inservibles, de un plan fallido,
esa noche vio un par de estrellas fugaces, deseo fuertemente volver al agua con
la primera, al no verse cumplido su deseo, opto por pedir otro deseo cuando vio
la segunda, ésta cerca de la osa polar, y ahora pidió ser humana, como podríamos
imaginar este deseo tampoco se cumplió.
Esto es lo último
que escuchamos de ella, que quiso ser humana y murió lejos de los dominios de Poseidón,
ahora no sabemos en qué mar fantasma nade su alma.
Una madre
camina con su hijo por la playa, en Cabo San Lucas, Baja California Sur.
— ¡Mamá! Ya viste
que bonito pez.
— Hijo, esto
no es un pez… Es una ballena.
— Pues para mí
parece un pez que ha comido mucho ¿Por qué se murió?
— Tal vez
estaba enferma.
— ¿De qué
puede enfermar una ballena, mamá?
— Locura, al
igual que todos los peces.
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